El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ofreció hoy sus propias casas a los afectados por el seísmo del pasado lunes, en medio de un clima de solidaridad internacional en el que ya se ha producido la primera propuesta concreta de ayuda a la reconstrucción.
El cómo y el cuándo de la reconstrucción de la región de Los Abruzos, devastada por el sismo de 5.8 grados en la escala de Richter del lunes y cuyo suelo no deja de temblar, se convierte ahora en una de las mayores preocupaciones para las autoridades italianas, después de despedir hoy a las hasta ahora 289 víctimas.
El funeral de Estado de esta mañana, con el que se quiso poner un punto y aparte en la tragedia del terremoto, no significa que el drama humano haya acabado, pues aún quedan una veintena de desaparecidos que podrían hacer que el balance de muertos superara los 300, y unas 39 mil 500 personas sin hogar.
A ellos, el primer ministro italiano ofreció hoy algunas de sus propiedades al término de un funeral de Estado que estuvo presidido por el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone, y en el que estuvieron expuestos 205 cuerpos, entre ellos los de algunos de los veinte niños que han perdido la vida en la catástrofe.
"Ya que muchas personas han ofrecido sus propias casas para ayudar a los evacuados del terremoto, yo también haré lo que pueda ofreciendo las mías", refirió el primer ministro italiano a los periodistas tras el funeral en la sede de Protección Civil en L'Aquila.
"El desfile de féretros ha sido un espectáculo terrible. Lo digo como padre que comprende el dolor que puede comportar", añadió Berlusconi, quien comentó que todas las historias que ha escuchado estos días se le han venido encima y son "dramáticas".
La ayuda ofrecida por Berlusconi, quien además aprobó ayer en Consejo de Ministros las primeras medidas económicas para los afectados, no es la única que llega para Los Abruzos, pues hoy se supo que el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se ha ofrecido a reconstruir la iglesia del municipio de Onna.
De hecho, el primer ministro italiano dijo que "sería bonito" que el presidente del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, y su Gobierno se encargaran de la reconstrucción de la "Fortaleza Española" de L'Aquila, uno de los monumentos que recuerdan la dominación del Reino de España sobre la ciudad.
En medio de esta preocupación por la reconstrucción, los 39 mil 500 evacuados continúan pasando la Semana Santa entre los campamentos, los hoteles habilitados al efecto y viviendas privadas (15.350 han optado por las últimas dos opciones) , mientras poco a poco van despidiendo a sus familiares y amigos fallecidos en la tragedia.
Un total de 150 de los 205 cuerpos presentes hoy en el funeral de Estado descansarán en el cementerio de L'Aquila, extraordinariamente concurrido por una tragedia que deja también un balance de mil 600 víctimas, de las que 179 se encuentran en estado grave.
Día y noche los psicólogos que trabajan en la tragedia, a los que ahora se han sumado cien más, intentan ofrecer su ayuda para confortar el dolor de unas familias que en algunos casos han perdido a más de un miembro, como se pudo comprobar en el funeral con los féretros de varios niños situados junto a los de sus progenitores.
La preocupación de las autoridades italianas por los posibles saqueos ha hecho que hoy se celebre un proceso en el cuartel de la Escuela de la Guardia de Finanzas a cuatro personas, de nacionalidad rumana, por supuestamente haber intentado sustraer bienes de una casa abandonada en la que trabajaba una de ellas.
Un cuerpo especial de agentes de la Policía Nacional y del ejército patrulla las calles de Los Abruzos en búsqueda de posibles saqueadores, mientras la Cruz Roja se afana en sacar de sus casas a quienes se niegan a abandonar sus hogares, aun poniendo en peligro su vida, pues el suelo no deja de temblar en el centro del país.
De hecho, un nuevo temblor de 3.1 grados de magnitud en la escala de Richter azotó a las 13:53 hora local (11:53 GMT) de hoy Los Abruzos, después de que la pasada noche uno de 4.9 grados se dejara sentir también en la capital italiana, lo que llena de incertidumbre a unos vecinos que no pueden volver a sus casas por temor a nuevos derrumbes.
Según el diario italiano "La Repubblica" , el fiscal general de L'Aquila, Alfredo Rossini, está dispuesto a abrir una investigación sobre la posible existencia de unos edificios construidos con arena de mar en la ciudad, debilidad estructural que podría haber favorecido el derrumbe de las construcciones con el seísmo.
viernes, 10 de abril de 2009
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